Los acontecimientos de la Revolución de Mayo no comenzaron un 25 de mayo de 1810. Estos acontecimientos son el producto de las rebeliones de los desobedientes de todos los colores a toda obediencia indebida: los pueblos originarios, los esclavos negros y los criollos, desde la llegada de Colón.
Los procesos históricos son producto de diversas causas que, lejos de eliminarse unas de otras, se complementan. Es importante, a la hora de hablar de mayo de 1810, reconocer el clima de ideas imperante como los antecedentes rebeldes e independentistas. Generalmente prevalecen unas causas sobre las otras, según las tendencias de las historias oficiales. En líneas generales, se les da una notable prevalencia a las ideas ilustradas provenientes de Europa, ignorando las innumerables rebeliones que llevaron a cabo los caciques Caonabó, Lautaro, Tupac Amaru, entre otros. Esta visión, para nada inocente, pone el acento en la mirada europea de la historia y trata de poner bajo la alfombra, junto a los millones de muertos de la conquista, a los miles de resistentes, a los que se negaron a aceptar la prepotencia, la imposición de la fuerza de una religión y un modo producción y de vida, a los que se enfrentaron con las armas en la mano de los “portadores de la civilización” que se habrían paso violando, saqueando, robando y matando. Es muy estimulante descubrir que la rebelión se mantuvo viva desde que el primer europeo y su punta de lanza de acero hizo pie en las playas americanas.
Esa mañana fría y húmeda de Buenos Aires de 1810 fue producto de los miles de mujeres y hombres, niños y ancianos que, en concepto de esclavos, indígenas y “mal nacidos” no tenían voz para expresar sus sentimientos de libertad; pero sí tuvieron las fuerzas de sus brazos, que sin ellos hubiese sido imposible impulsar las transformaciones en el Río de la Plata y en América toda.
Esos hechos de 1810 tampoco hubiesen prosperados sin los protagonistas anónimos, o sin aquellos que fueron silenciados por la historia oficial, la historia de los vencedores. Castelli, Moreno, Belgrano, Monteagudo, Artigas, Juana Azurduy, San Martín, Güemes, entre otros, fueron los artífices de la construcción de un país independiente; ellos pensaron una patria grande.
Estas palabras van dirigidas a aquellos que lucharon, luchan, y seguirán luchando desinteresadamente por un país que incluya a todos y todas. También a la grandeza de los millones de trabajadores que desde el anonimato, y que a pesar de los graves problemas que sufren permanentemente (pobreza, exclusión, hambre, desocupación, violencia institucional) continúan luchando por una país realmente libre, justo y próspero. Y entre los trabajadores muy especialmente a los trabajadores de la educación, que celebramos nuestro día este 23 de Mayo, a 22 años de un hito como fue el de la “Marcha Blanca”, y que está directamente relacionado con este bicentenario; porque si hay algo en común en el ideario de “los hombres de Mayo” y los trabajadores de la educación 200 años después, es que la Patria Grande, la Nación Libre e Independiente, sólo puede ser concebida a partir de la Educación, pública, libre, y universal.
Con estas palabras queremos cambiar el discurso tradicional, discurso donde el pueblo queda relegado de la construcción del país, y repudiar a aquellos que siempre pretendieron ser sinónimo de grandeza:
* a los eternos expropiadores de los recursos naturales, que no sólo se llevan nuestro patrimonio sino que también destruyen nuestro ambiente;
* a los grupos económicos que se llevan diariamente el sudor del trabajo de millones de argentinos a Europa y Estados Unidos;
* a los políticos que hacen negociados que sólo benefician a estos grupos poderosos y a sus propios intereses;
* a los Martínez de Hoz, Menéndez, Alvear, Alsogaray, Cavallo, etc., que fueron cómplices de la matanza de miles de nativos y del endeudamiento externo;
* a las grandes cadenas de supermercados formadores de precios que viven del hambre ajeno;
* a los expropiadores de tierra que la monopolizan y especulan con su valor, dejando a millones de argentinos sin techo y sin una vivienda digna;
* a los militares que han utilizado las armas en contra de los gobiernos democráticos y del pueblo argentino, en beneficio del poder económico extranjero.
* a los que se dicen representantes de los trabajadores y sólo buscan alianzas con el poder de turno, olvidando sus propias raíces;
Este bicentenario es de todos los trabajadores, estudiantes, excluidos, postergados, desocupados, que a pesar de los altibajos hicieron y hacen grande a esta Nación. Para todos nosotros ¡¡¡SALUD!!!
Comisión Directiva S.U.T.E.F. Seccional Río Grande
Los procesos históricos son producto de diversas causas que, lejos de eliminarse unas de otras, se complementan. Es importante, a la hora de hablar de mayo de 1810, reconocer el clima de ideas imperante como los antecedentes rebeldes e independentistas. Generalmente prevalecen unas causas sobre las otras, según las tendencias de las historias oficiales. En líneas generales, se les da una notable prevalencia a las ideas ilustradas provenientes de Europa, ignorando las innumerables rebeliones que llevaron a cabo los caciques Caonabó, Lautaro, Tupac Amaru, entre otros. Esta visión, para nada inocente, pone el acento en la mirada europea de la historia y trata de poner bajo la alfombra, junto a los millones de muertos de la conquista, a los miles de resistentes, a los que se negaron a aceptar la prepotencia, la imposición de la fuerza de una religión y un modo producción y de vida, a los que se enfrentaron con las armas en la mano de los “portadores de la civilización” que se habrían paso violando, saqueando, robando y matando. Es muy estimulante descubrir que la rebelión se mantuvo viva desde que el primer europeo y su punta de lanza de acero hizo pie en las playas americanas.
Esa mañana fría y húmeda de Buenos Aires de 1810 fue producto de los miles de mujeres y hombres, niños y ancianos que, en concepto de esclavos, indígenas y “mal nacidos” no tenían voz para expresar sus sentimientos de libertad; pero sí tuvieron las fuerzas de sus brazos, que sin ellos hubiese sido imposible impulsar las transformaciones en el Río de la Plata y en América toda.
Esos hechos de 1810 tampoco hubiesen prosperados sin los protagonistas anónimos, o sin aquellos que fueron silenciados por la historia oficial, la historia de los vencedores. Castelli, Moreno, Belgrano, Monteagudo, Artigas, Juana Azurduy, San Martín, Güemes, entre otros, fueron los artífices de la construcción de un país independiente; ellos pensaron una patria grande.
Estas palabras van dirigidas a aquellos que lucharon, luchan, y seguirán luchando desinteresadamente por un país que incluya a todos y todas. También a la grandeza de los millones de trabajadores que desde el anonimato, y que a pesar de los graves problemas que sufren permanentemente (pobreza, exclusión, hambre, desocupación, violencia institucional) continúan luchando por una país realmente libre, justo y próspero. Y entre los trabajadores muy especialmente a los trabajadores de la educación, que celebramos nuestro día este 23 de Mayo, a 22 años de un hito como fue el de la “Marcha Blanca”, y que está directamente relacionado con este bicentenario; porque si hay algo en común en el ideario de “los hombres de Mayo” y los trabajadores de la educación 200 años después, es que la Patria Grande, la Nación Libre e Independiente, sólo puede ser concebida a partir de la Educación, pública, libre, y universal.
Con estas palabras queremos cambiar el discurso tradicional, discurso donde el pueblo queda relegado de la construcción del país, y repudiar a aquellos que siempre pretendieron ser sinónimo de grandeza:
* a los eternos expropiadores de los recursos naturales, que no sólo se llevan nuestro patrimonio sino que también destruyen nuestro ambiente;
* a los grupos económicos que se llevan diariamente el sudor del trabajo de millones de argentinos a Europa y Estados Unidos;
* a los políticos que hacen negociados que sólo benefician a estos grupos poderosos y a sus propios intereses;
* a los Martínez de Hoz, Menéndez, Alvear, Alsogaray, Cavallo, etc., que fueron cómplices de la matanza de miles de nativos y del endeudamiento externo;
* a las grandes cadenas de supermercados formadores de precios que viven del hambre ajeno;
* a los expropiadores de tierra que la monopolizan y especulan con su valor, dejando a millones de argentinos sin techo y sin una vivienda digna;
* a los militares que han utilizado las armas en contra de los gobiernos democráticos y del pueblo argentino, en beneficio del poder económico extranjero.
* a los que se dicen representantes de los trabajadores y sólo buscan alianzas con el poder de turno, olvidando sus propias raíces;
Este bicentenario es de todos los trabajadores, estudiantes, excluidos, postergados, desocupados, que a pesar de los altibajos hicieron y hacen grande a esta Nación. Para todos nosotros ¡¡¡SALUD!!!
Comisión Directiva S.U.T.E.F. Seccional Río Grande
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