Los gremios continúan reclamando aumentos salariales que superan por más de cinco veces a la inflación oficial del INDEC, una situación que evidencia la falta de credibilidad que tienen los trabajadores y sindicatos sobre las cifras del organismo. La principal preocupación de los gremios es la conservación del poder de compra de los trabajadores ante la aceleración inflacionaria, un dilema que es debatido por la CGT en todas las reuniones internas y también en los congresos empresariales.
El secretario general de la central obrera, Hugo Moyano, se lo hizo saber a la presidenta Cristina Kirchner en dos oportunidades este año, y también le pidió elevar el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias e incrementar el salario mínimo vital y móvil. Según el Gobierno, la inflación de mayo fue del 0,7 por ciento y la anual de 2010 será del 6,1 por ciento, una cifra que significa un cuarto de lo que estiman los estudios privados y se ubica más lejos aún de los reclamos gremiales de entre el 30 y el 35 por ciento. Los precios de los supermercados y las ganancias extraordinarias que la mayoría de las grandes empresas registraron en los últimos cinco años, incluso durante la crisis mundial de 2008-2009, son los factores de presión que empujan a los gremios a pedir mayores aumentos, según reiteran en los gremios.
Las entidades sindicales que ya habían acordado mejoras salariales en el primer cuatrimestre volvieron a la carga después de que referentes de la CGT como Oscar Lescano (Luz y Fuerza) asegurar que los aumentos no eran suficientes. Así, por ejemplo, los bancarios y Luz y Fuerza, que habían acordado aumentos del 22 por ciento en abril, ahora exigen a las empresas reabrir las paritarias para llevar las mejoras hasta 35 por ciento.
Del mismo modo, el gremio de Comercio pretenden alcanzar un incremento salarial anual del 34 por ciento, tras haber cerrado en un 29, y otros sectores estarían analizando volver a la carga por más suba, como los metalúrgicos que habían cerrado en un 26,5. El propio gremio de Camioneros, que conduce Pablo Moyano y es unos de los más cercanos a la Casa Rosada, adelantó que pedirá a las empresas que otorguen un incremento salarial del 31 por ciento, tomando como base "el Indec de los supermercados". El mayor aumento fue el conseguir por los Curtidores, que cerraron una suba salarial del 49 por ciento, una cifra impensada en países vecinos como Uruguay, Brasil y Chile, donde los aumento son de entre el 7 y el 15 por ciento, pero la inflación real es de entre 6 y 8 por ciento.
La presión de la escalada de precios en la Argentina y los desfasajes de las escalas entre sectores similares llevó a gremios de trabajadores estatales como ATE y UPCN a profundizar sus diferencias, en incluso a enfrentarse violentamente en las calles. UPCN, cercano al kirchnerismo, acordó una mejora del 22 por ciento con el Gobierno de Cristina Kirchner, lo cual fue repudiado por ATE, que pide un 30 por ciento para conservar el poder adquisitivo de los trabajadores. El Gobierno cerró ese aumento con UPCN a principios de este mes para frenar un desborde en otros sectores, ya que justo en ese momento los empresarios denunciaban una psicosis en los gremios y pedían en voz alta la intervención oficial
hombres de negocios reconocen que en los últimos años obtuvieron ganancias holgadas, pero responden que sus costos de producción crecieron en dólares y que no tienen margen para dar aumentos "siderales", por lo que piden al Gobierno que frene la inflación.
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